El premio Nobel fue admitido con una solemne y tradicional ceremonia en la institución fundada por Richelieu en 1635, sin haber publicado nunca en francés. En el discurso, le agradeció a Francia por ayudarlo a sentirse “un escritor peruano y latinoamericano”
Pueblo Libre, 9 de febrero de 2023
Mario Vargas Llosa hace historia: a partir de hoy, es el primer autor hispanoparlante que, sin haber escrito en francés, ingresa a la Academia Francesa. La solemne ceremonia de acogida comenzó a las tres de la tarde (hora francesa) en el Anfiteatro del Instituto Francés, en París, con un discurso en el idioma galo.
En el inicio de su oratoria recordó una anécdota al llegar por primera vez a Francia: “Compré un ejemplar de Madame Bovary [de Gustave Flaubert] la misma tarde de mi llegada, en una librería ya desaparecida, del Barrio Latino”.
También le agradeció a Francia la “paradoja” de ayudarlo a sentirse “un escritor peruano y latinoamericano”: ”Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación”.
“La novela salvará la democracia o morirá con ella”, sentenció el Nobel peruano. Luego agregó que “siempre permanecerá —¿cómo dudarlo?— esa caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas, pero que solo existen después de haber pasado por la censura que los mutila, para sostener las fantasmagóricas instituciones de payasadas similares a la democracia, de las que nos da el ejemplo la Rusia de Vladimir Putin”.
“Y lo vemos atacar a la desdichada Ucrania dando lugar a la sorpresa del siglo cuando esta última nación le resiste, a pesar de su superioridad militar, sus bombas atómicas y sus multitudinarias tropas. Como en las novelas, aquí los débiles triunfan sobre los fuertes, porque la justicia de su causa es infinitamente mayor que la de estos últimos, supuestamente poderosos. Como en la literatura, las cosas se hacen bien y confirman una justicia inmanente que existe, hay que decirlo, solo en nuestros sueños”, continuó.
En otro momento de su discurso dijo: “La vida debería ser como en los libros: plena libertad en todo y para todos, aunque los libros permiten algunos excesos que, en la vida, serían inadmisibles, especialmente en lo que se refiere a la violación de los derechos humanos, reconocidos por los gobiernos democráticos, aunque con demasiada frecuencia como efecto anuncio”, ha afirmado el escritor. “De ahí la necesidad de continuar la lucha, hasta que el mundo se asemeje al mundo de la literatura, aunque solo sea en el reino de la libertad. Este es un ideal realista y alcanzable, siempre que lo tengamos en mente y trabajemos en ello”.
La centenaria institución encargada de velar por la lengua de Molière decidió romper sus propias reglas y distinguir a un autor que nunca ha escrito directamente en francés. De hecho, fue concebida como una suerte de emblema del “profundo vínculo de identidad entre Francia y su literatura”.
Otra regla transgredida es la edad. La institución fundada en 1635 por el Cardenal Richelieu estableció en 2010 que solo los autores que tengan 75 años como máximo podían presentarse como candidatos a ser uno de “los inmortales”, el nombre con el que se conoce a los académicos. Vargas Llosa tiene 86.
Sin embargo, la literatura del Nobel peruano parece perforar aquel hermetismo. Entre los invitados hubo personalidades de la cultura de Francia, su familia -entre ellos su exesposa Patricia- e incluso el polémico rey emérito español Juan Carlos I y su hija, la infanta Cristina, entre otros.
El sillón que ocupará es el número 18, que dejó vacante el filósofo Michel Serres en 2019. Vargas Llosa ya fue “ingresado” la semana pasada, en privado. Hoy se hizo de forma oficial con el tradicional traje oscuro con hojas verdes de olivo bordadas que portan los académicos desde comienzos del siglo XIX.
Ayer por la tarde, cumplió con otro de los pasos de tamaña investidura: obtuvo la espada como miembro de la Academia. Le fue entregada por la secretaria permanente de la institución, Hélène Carrère d’Encausse, en una ceremonia realizada en la editorial Gallimard, su editorial desde 1970.
Para el escritor Jean-Marie Rouart, uno de “los inmortales”, la espada es un signo que equiparaba a los académicos con “los aristócratas” de la época del reinado de Luis XIII (1601-1643). Algunos candidatos, sin embargo, optaron por otro tipo de accesorios, desde abanicos a bolsos.
Así fue el caso de las pocas mujeres que integraron la Academia a lo largo de su historia. Solo diez ocuparon sus sillones en casi cuatro siglos. Marguerite Yourcenar fue pionera en 1980. La siguieron Jacqueline Worms de Romilly, Hélène Carrère d’Encausse, Florence Delay, Assia Djebar y Simone Veil.
La elección del escritor de 86 años, que ocurrió en noviembre del año 2021, generó diversas críticas. Por un lado, se subrayó que iba en contra de la tradición acoger a un autor que no escribe en francés. Por otro, intelectuales franceses alegaban que sus posiciones políticas eran cercanas a la extrema derecha.
Jean-Marie Rouart, que ocupa el sillón número 26 de la academia desde 1997, aseguró que Vargas Llosa “es alguien que tiene vínculo profundo con Francia y la Academia ha hecho una excepción. ¿Por qué no? Dentro del respeto a las tradiciones hace falta a veces hacer excepciones”.
“Cuando un gran escritor entra en la Academia es siempre un símbolo”, agregó el académico y dijo que la “voz como académico” del Nobel peruano será una señal de la importancia de la literatura de un escritor que, pese a no escribir en francés, “adora Francia”.
No es su primera distinción. Vargas Llosa recibió el Premio Nobel, el Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Biblioteca Breve, el Rómulo Gallegos y el Planeta. Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, cuenta con una larga y nutrida lista de libros publicados, la mayoría bestseller.
En la década de 1960 sacudió la literatura con La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral. Desde entonces es quien es. Y su producción no mermó: continuó escribiendo prolíficamente en varios géneros literarios, como el ensayo, el artículo y el teatro.
Además, varias de sus obras fueron adaptadas al cine y a la televisión. Otras grandes novelas suyas son La guerra del fin del mundo, La fiesta del Chivo y El sueño del celta. En 2011 fue nombrado primer marqués de Vargas Llosa por el rey Juan Carlos I de España.
De joven fue comunista; de adulto, liberal. En 1990 fue candidato a la presidencia del Perú por la coalición de centroderecha Frente Democrático y desde entonces, está involucrado en la discusión política pública, sobre todo de su país, América latina y Europa.
Con información de Efe.
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